Cerca del fin del mundo vive un hombre. A veces es visitado por otro hombre, diferente de él, pero idéntico. Fuera de su choza, solo existe la inmensidad de una naturaleza abrumadora. Pasan los días entre leer y cazar, beber y explorar. Los conflictos estallan en la cabaña entre los dos hombres hasta que se hace necesaria una separación incierta. En su notable primer largometraje, Francisco Bermejo hace a los espectadores una pregunta simple pero inquietante: ¿qué estoy viendo? La pregunta se puede responder de muchas maneras, probablemente, como en cualquier buena película, tantos como espectadores. Pero lo que hace El Otro, es un trabajo precioso es que va más allá de una reflexión sobre su capacidad de enloquecer, medita en nuestra propia percepción de la otredad. En un paisaje arcaico perdido en el tiempo, nuestro protagonista sobrevive a pesar de su locura y gracias a la película, nos invita respetuosamente a entrar en su universo en la búsqueda imposible de comprender la naturaleza humana. Atormentado por el espíritu de Moby Dick, El Otro, arroja una luz valiente en el abismo del espíritu humano.